Jesús de Nazaret y la pandemia del siglo XXI
Leer y/o escuchar hoy el relato extraordinario sobre Jesús, siendo necesario y más que nunca.
Sin Jesús, nada justifica la presencia de la Iglesia en la historia. Hablar de ella sin él, es ponerse a dar golpes en el vacío.
la Iglesia, pese a sus errores y alianzas con el poder, ha vivido y guardado siempre en sí, en millones de seguidores, la verdad de Jesús de Nazaret: “Salvador = Sanador” , liberador de la humanidad.
Estamos viviendo una pandemia. Pandemias de uno u otro género existieron y existirán siempre, pero no se las podrá neutralizar debidamente, si antes no se elimina la causa generadora de todas ellas: la negación de la fraternidad universal; si no se corrigen las tremendas injusticias que llevan a desigualdades criminales en el mundo de hoy.
La vacuna contra esta pandemia y todas las pandemia ya la propuso Jesús de Nazaret y ha pasado todas las fases, tiene este código: “Todos vosotros sois hermanos”. Vivir como hermanos. En el siglo pasado (1948) la ONU, la aceptó cuando promulgó que“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” (Art. 1).
El COVID-19, se ha extendido a todas las naciones. Esta universalidad no es efecto de la casualidad ni, mucho menos, de la voluntad de Dios, sino efecto del egoísmo y avaricia humanas.
El virus neoliberal ha calado tanto y tan adentro que se da como innegociable. Nadie parece escapar a la gigantesca tenaza del sistema neoliberal. La riqueza y la pobreza en abstracto no existen, existen personas, naciones y estados que se hacen ricos a base de explotar, robar y empobrecer a otras personas, naciones y estados.
La incompatibilidad del capitalismo neoliberal con el Evangelio es total, pero hay que encontrar alternativas que traduzcan la igualdad, la justicia y la libertad, derivadas de la fraternidad universal.
En estos tiempos de tanto consumismo, creo que la Iglesia de Jesús, y sobre todo los que somos o deberíamos ser más responsables dentro de la Iglesia, tenemos que ofrecer un testimonio de anticonsumismo. El proyecto del mercado, al fin y al cabo, es el consumismo… Lo que me hace no es lo que tengo, sino lo que soy, lo que amo, las razones de mi vida… Es lo que doy lo que me hace, no lo que tengo.







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