La pandemia del coronavirus (Covid-19) COVID-19 ha afectado seriamente al mundo. Millones de personas se han infectado y muchos centenares de miles han fallecido. Lo que a toda la población ha afectado es el estrés y la ansiedad, su fin parece aún lejano.
Es muy importante estar atentos al cuidado de la salud mental, física y espiritual.
“La salud mental básicamente implica que nuestros pensamientos, emociones y comportamientos se mantengan en línea con la razón correcta, o en contacto con la realidad de tal manera que podamos vivir nuestras vidas y cumplir con nuestros roles y deberes de manera efectiva sin una angustia indebida”.
Si se pierde el equilibrio con el entorno social, estaremos en peligro de enfermar mentalmente.
Hemos sufrido o estamos sufriendo por el coronavirus. Pero sucede que una vez pasado y superado, la ausencia de enfermedad o de la infección no implica automáticamente un bienestar mental y social.
La salud mental que es importante en todas las etapas de la vida, incluye nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos.
¿Cómo saber si nuestra salud mental está dañada?
Si hay cambios alimenticios o de sueño, importantes.
Si nos aislamos y declaramos poca disposición y energía para realizar las actividades habituales que hacíamos.
No importarnos nada.
Tener dolores que no sabemos explicar.
Sentirnos enfadados, sin razón.
Tener cambios de humor fuertes.
Repetir rutinas de recuerdos.
Y la salud espiritual?
En una persona creyente también puede sentirse afectada su salud espiritual. Aunque por lo general las personas que tienen una sólida fe religiosa afrontan mejor los problemas y ello repercute en la salud mental.
La fe en Dios posibilita el salir de situaciones de depresión (grave enfermedad mental) con más fuerza. Esa fe te lleva a mostrar más empatía y compasión con otras personas que constatas que lo están pasando mal.
La ansiedad y la soledad son dos sentimientos que incrementan y causan la enfermedad mental. La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud y la soledad es un estado de aislamiento en el cual un individuo se encuentra solo, sin acompañamiento
1º Aprovechar el tiempo.¿Cómo gestiono el tiempo?
Jesús visita a Marta y a María (Lc.10,38-42)
Jesús en casa de Marta y María
(Lc.10,38-42) “…Seguían ellos su camino. Jesús entró en una aldea, donde una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Marta tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies de Jesús, escuchaba sus palabras. Pero Marta, atareada con sus muchos quehaceres, se acercó a Jesús y le dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola con todo el trabajo? Dile que me ayude.
Jesús le contestó:
–Marta, Marta, estás preocupada e inquieta por muchas cosas; sin embargo, solo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará…”.
Saber discernir las cosas importantes. ¿Cómo es mi vida con la familia, los abuelos, los padres, los hijos, los hermanos, los vecinos, los amigos ?
¿Cómo valoro el tiempo?.
2º ¿Cómo gestiono la el diálogo, los momentos de soledad, los momentos de conversación? ¿Sé escuchar?. Si soy creyente ¿cómo hablo con Dios? ¿Practico la oración?¿Sé escuchar a Dios?
3º ¿Cómo me relaciono con mi entorno social?. ¿Soy solidario, servicial? ¿Soy positivo? ¿Estoy disponible y “presto” para ayudar en lo que pueda contribuir con mi persona?
4º Supero el miedo que lógicamente existe con una situación como la vivida y existente: Coronavirus (Covid-19)?
5º Retomar el saber valorar el tiempo de descanso; cumplir con las recomendaciones médicas que estén seriamente fundadas.
6º Tener un trato de especial atención con las personas más indefensas (niños y ancianos). Que perciban nuestra preocupación y que sepamos transmitir nuestro optimismo y posibilidad.








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