¿Ira De Dios o consecuencia de la libertad?
¿Es la ira de Dios o es la consecuencia de nuestros actos? Si yo atravieso un semáforo en rojo y me atropella un coche, ¿es la ira de Dios o es la consecuencia de mi imprudencia?
Nuestras malas acciones, palabras y pensamientos negativos tienen consecuencias sobre nuestra unidad psicosomática. Es una ley de vida que la psicología moderna ha logrado explicar sin meter a Dios por medio.
La URSS se vino abajo porque la economía y la política tienen sus leyes. Transgredirlas siempre tiene consecuencias. Lo mismo pasó con el nazismo y lo mismo pasará con toda propuesta fundamentalista que mantenga la estrategia de «dictadura democrática»; las dictaduras nunca son democráticas y las verdaderas democracias nunca son dictatoriales. Se puede vivir en la incoherencia y la contradicción durante un tiempo más o menos largo, pero nunca eternamente.
Nos encontramos ante este cuadro:
Ataques gratuitos e ideológicos
Aprobación de leyes que van directamente contra los derechos fundamentales
Bajo o pésimo nivel intelectual de los políticos
Mal uso del parlamentarismo
Ataque constante a los derechos básicos
Empobrecimiento de las clases sociales media y baja
Indiferencia ante las necesidades sociales. Mientras los políticos se suben los sueldos
Mala gestión del problema de la inmigración
Mal uso de la Fiscalía del Estado
Manipulación de la Fiscalía General
Vuelta al siglo XIX con censuras y ministerios de la “verdad”
Transmisión constante de miedo a la sociedad
Mentiras e incumplimiento de programas electorales
Nepotismo vs verdadero ejercicio democrático
Ataques soterrados a la Constitución del 78
SUPUESTO
Un enfermo covid de 80 años está en planta, empeora y necesita ingresar en la UCI y que le pongan un respirador.
En ese momento llega Urgencias un paciente de 50 años con un infarto de mordió que necesita exactamente lo mismo.
¿QUÉ HACER?
“Tal y como recoge el posicionamiento de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica, no es tolerable una situación de discriminación en la atención sanitaria recibida en función de la edad cronológica”.
En contra de seleccionar los tratamientos que reciben los enfermos más graves con arreglo a los años del paciente.







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