En pleno siglo XXI, una sociedad deshumanizada
Leía hace unos días que los viejos son escombros que no hay que mostrar, porque no forman parte de esta sociedad de superhombres individualistas y maravillosos que nos han vendido. Y quiero recalcar y repetir lo que leí:
Los viejos se convierten en “despojos humanos, material excedente” porque además “nadie quiere cuidar de ellos”. “El deber de piedad que los hijos tienen con sus padres ha sido totalmente abolido, esto es una de las mayores expresiones de inhumanidad que uno puede imaginar”.
Por eso la religión es tan peligrosa para el “tirano”, porque la religión profundiza en tu vida” ¿Cómo algo tan trágico como la muerte de 60.000 compatriotas puede tener tan buena prensa?
La festividad que rodeó los días del confinamiento, con bailes, música y jolgorio. Todo eso está “íntimamente vinculado con la desespiritualización del ser humano, que es el objetivo último de todo lo que está sucediendo”.
“En todas las grandes hecatombes, en todas las grandes plagas, los hombres se han vuelto a Dios, es natural, porque cuando te confrontas con la muerte”, cuando ves morir a tus amigos y familiares, sabes que los viejos están muriendo como sin despedidas compasivas en las residencias de ancianos, abandonados sin recibir ningún tipo de atención medica ni espiritual”, todo eso, en una sociedad que no sesgue llamando civilizada, genera “una revulsión espiritual muy fuerte”.
Los medios de comunicación, parece que buscan que la gente “no piense en términos espirituales, que no contemple la muerte como una realidad que nos invita a la conversión”. La mayoría de los medios se dedican a “mantener a la gente entretenida”, para que no piense en las realidades profundas de la vida.
De cuando en cuando se producen manifestaciones protestando contra la escasa protección o seguridad que tienen los ancianos en las residencias, ‘¡hipócritas, llevadlos a vuestra casa, cuidad de vuestros padres que es vuestra obligación!, ¡Caraduras!”.
Esta es una sociedad absolutamente corrompida, hipócrita y enferma. Puede que haya un 10% o un 15% de ancianos en las residencias con enfermedades por las que es difícil atenderlos bien en sus casas, pero el 85% restante de los ancianos que están en residencias tendrían que estar siendo cuidados por sus hijos, por sus familiares.






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